(Bell's Palsy: How to Care for Your Child)
La parálisis de Bell es una debilidad repentina en un lado de la cara que aparece cuando hay un problema con el nervio facial (de la cara). Esta debilidad hace difícil mover la boca, elevar los músculos de la frente y las cejas, fruncir la nariz o cerrar el ojo de ese lado de la cara. Esto puede hacer que el rostro de su hijo se vea rígido o caído.
La parálisis de Bell suele mejorar por sí sola. A continuación le indicamos cómo cuidar a su hijo.


Siga las instrucciones del profesional del cuidado de la salud acerca de lo siguiente:

Su hijo:

¿Cuál es la causa de la parálisis de Bell? Por lo general, los profesionales del cuidado de la salud no saben exactamente por qué ocurre la parálisis de Bell. A veces, una lesión, como un golpe en la cara o la cabeza, puede dañar el nervio facial. Otras veces, la inflamación es causada por un virus (como el herpes o la gripe) o bacterias de otras enfermedades (como la enfermedad de Lyme o una infección de oído).
¿Cuánto dura la parálisis de Bell? Puede empeorar durante los primeros días antes de comenzar a mejorar. La mayoría de los niños con parálisis de Bell comienzan a mejorar en las primeras 3 semanas y se recuperan por completo en 1 a 6 meses. En raras ocasiones, algunos niños pueden seguir teniendo una leve debilidad facial después de pasar este tiempo.
¿Mi hijo tendrá otros síntomas o problemas? Además de la dificultad para mover la cara, algunos niños con parálisis de Bell pueden tener sequedad en el ojo, dificultad para cerrar el ojo o dificultad para masticar o saborear la comida. También pueden ser más sensibles a los sonidos.
La parálisis de Bell puede ser dura para los niños porque afecta su aspecto. Tranquilice a su hijo diciéndole que su cara mejorará pronto. Explicarle que es un problema médico que no es contagioso puede ser útil si la gente pregunta qué le pasa o hace comentarios no gratos.
¿Qué medicamentos se pueden recetar? Los médicos pueden recetar medicamentos esteroides para reducir la inflamación del nervio, especialmente durante los primeros 3 días, junto con gotas o pomada para lubricar y proteger el ojo.